Tengo 50 y me siento un viejo empresarial

“He trabajado 35 años como directivo de banca —me contó Héctor— pero en una gran reducción de plantilla me tocó salir. Me encantaba mi trabajo y había llegado a tener un gran equipo y responsabilidad, pero nadie me volvió a dar la oportunidad de trabajar en el sector y acabé comprándome el taxi para seguir contribuyendo al bienestar de mi familia”.

Lamentablemente, esta no es la única historia que conozco sobre un mando medio de una compañía española que, pasados los 50 años, se ve en la enorme dificultad de re-engancharse al mercado laboral.

Según la fundación Adecco, se descartan el 85% de los CV de los mayores de 55 años automáticamente y el paro de larga duración en esa franja se ha duplicado en los últimos 8 años.

La tasa de empleo sénior de España es del 41%, diez puntos por debajo de la media europea, siendo especialmente baja en el grupo de 55 a 59 años (64%).

El 64% de los españoles entre 55 y 59 años está desempleado

El 85% de los mayores de 55 años no entran en los procesos de selección

Cuando se les pregunta a los especialistas de Recursos Humanos sobre el porqué de esta baja contratación, el 75% piensa que la gente de más de 50 puede tener mayor absentismo debido a problemas de salud, el 66% cree que tendrán problemas para encajar en una plantilla joven, el 40% cree que serán menos flexibles a un nuevo puesto por su edad y el 25% porque sus conocimientos y competencias tienden a estar desactualizados (la falsa creencia de que estos trabajadores están rezagados tecnológicamente, o son incapaces de adaptarse a las nuevas herramientas digitales). Aunque, el motivo más compartido por los profesionales de recursos humanos para no contratar es que suponen exigirán mayores remuneraciones que la gente joven.

No son estadísticas de revista especializada sólo lo que me alarma

Me alarma encontrarme yo misma dentro de la franja a la que me refiero y, por tanto, tener muchos conocidos en ella que empiezan a vivir las consecuencias de lo que acabo de narrar. Sin ir mas lejos, hace una semana, comiendo en Madrid con unos amigos de toda la vida, Mario nos contó con tristeza, que tras 27 años habían prescindido de sus servicios en la empresa en la que se había desarrollado profesionalmente y que estaba en el paro por primera vez. Llevaba más de dos meses buscando empleo y le estaba costando muchísimo conseguir siquiera una entrevista dentro del sector farmacéutico del que había sido especialista. Mario decía:

“Cuando me rechazan les escribo preguntando el porqué, para entender la causa concreta, y veo que les resulto mayor y que, a pesar de que yo les ofrezca el conocimiento del producto, los clientes, la zona, … saben que saldré más caro que alguien joven y ni se lo plantean, o me saltan con la frase de “estás sobre-cualificado”, cuando lo que quieren decir es “no quiero pagar todo lo que sabes” y prefieren meter en un cajón todos mis años de experiencia.”

La edad se ha convertido ya en la primera causa de discriminación laboral, por delante del género, sumando un total del 25% de los casos totales de desigualdad laboral.

Algunas empresas españolas, sin embargo, están empezando a considerar parte de su responsabilidad social corporativa la incorporación de personas con más edad a la plantilla, acompañando este reclutamiento de medidas que garanticen una buena integración cultural e intergeneracional, pero, a pesar de ello, España evoluciona muy lentamente a la hora de crear y retener puestos de trabajo para las personas de entre 55 y 70 años, colectivo actualmente formado por más de 8 millones de personas, de los que cerca de la mitad son población activa.

La inversión de la pirámide demográfica obligará a las empresas a contar con trabajadores senior. Esta es una realidad que ha de afrontar cuanto antes el mercado laboral. El futuro pasa por que las empresas combinen ambos tipos de perfiles (senior y junior) cuanto antes para que se retroalimenten. Está demostrado que las empresas que combinan ambos perfiles son más eficientes, da igual el sector.

La riqueza de la diversidad una vez más,
suma valor a las compañías

Espero honestamente que, más pronto que tarde, en España seamos capaces de reciclar todo ese inmenso talento que está esperando a ser reconocido y que podamos nutrirnos de él.

 Begoña de las Llanderas
 Una vieja empresarial
 12 de noviembre 2023 (Córdoba)

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