No estás solo. Círculos de excelencia INTIVA

No estamos solos

Desmontando la famosa frase de Arthur Schopenhauer:

La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes.

Hace apenas unos días nos hemos reunido con un potente grupo de directivos responsables del desarrollo del talento en sus organizaciones, personas con experiencias muy diversas en diferentes industrias y, sin embargo, con similares inquietudes e intereses.

Celebrábamos un evento al que hemos bautizado como “Círculos de Excelencia”, dado que se trata de un foro en el que el aprendizaje es circular: todos los asistentes comparten sus mejores prácticas y su conocimiento para riqueza del común de los presentes.

No, no estás solo

Para nosotros, como facilitadores de la reunión, lo más fascinante ha sido comprobar en los directivos, una vez más, (en esta ocasión los de RRHH, pero es similar en otras áreas de las organizaciones) la enorme necesidad de compartir fuera del entorno habitual, con otros pares, sus preocupaciones, dificultades e incluso frustraciones.

Cuando el entorno es el adecuado y se genera un espacio de confianza y seguro, las personas, casi de inmediato comienzan a abrirse y de manera generosa, comparten sus inquietudes y sus casos reales de éxito y fracaso. No deja de fascinarme en concreto esto último, la constatación de que, en cuanto una persona abre la puerta de la vulnerabilidad, el resto se da permiso para mostrarse de forma auténtica, dejando ver ese lado más humano en el que aceptamos que no siempre supimos, no siempre acertamos y, sin embargo, gracias a ello somos quienes somos hoy.

Esto tiene un valor incalculable, pues de inmediato nos iguala y, a su vez, nos acerca los unos a los otros como seres humanos:

Si tú, que eres un profesional como la copa de un pino, con un montón de años de experiencia, que trabajas en esa gran compañía y tienes ese cargo de peso, te permites aceptar que te equivocaste, automáticamente me das permiso para aceptar que yo también lo he hecho y que, por tanto, tenemos eso en común y nuestra empatía hacia el otro crece, y nuestra confianza aún más.

Observar este efecto entre totales desconocidos en el transcurso de apenas una mañana, es mágico, y nos reafirma en la necesidad de seguir creando espacios en los que los directivos puedan abrirse con libertad y tranquilidad, pues encuentran, no solo escucha auténtica e interesada, sino, en ocasiones, perspectivas nuevas para afrontar retos antiguos, o sugerencias e ideas no testadas de antemano que abren nuevas posibilidades.

Pero más que todo, en foros como Círculos de Excelencia, los directivos encuentran un lugar dónde, cómo ellos mismos afirmaron al finalizar la sesión, sienten que “no están solos”. Sabemos de sobra, cuan complejo es tomar decisiones y enfrentarse a problemas difíciles día tras día, con la sensación de tener que soportar el gran peso de la responsabilidad uno sólo porque `esto no lo puedo compartir con nadie ‘en la casa’, así que, el regalo de sentirse acompañado y poder de algún modo “normalizar” la situación que vivimos, tiene un gran valor.

Nosotros nos comprometemos a seguir apoyando a muchas más personas, creando más espacios donde siga creciendo la excelencia.

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